Camaleón
El reloj que presidía la caravana escuela marcó las 12.27 y, como Nico ya no aguantaba más, se levantó de la silla e interrumpió al profesor:
-Perdón, Alfredo -el maestro se volvió de la pizarra y le miró con cara de interrogación-, pero no sé si recuerdas que a las doce y media hay una reunión general en la carpa y yo tengo que asistir. Creo que van a presentar el nuevo número de magia y he oído decir que es
atómico.