Del mismo modo que sucede con otros libros de esta colección, Las setenta maravillas del mundo antiguo se encarga de analizar, comentar e ilustrar con excelente tino y rigor académico la historia de la construcción de monumentos tan importantes como las pirámides de Egipto, el faro de Alejandría, los acueductos romanos, los puentes incas o las estatuas de la isla de Pascua. El estilo de escritura es ameno y, al igual que otras obras similares, su lectura puede resulta útil tanto para el adolescente interesado como para el adulto.
Del mismo modo que sucede con otros libros de esta colección, Las setenta maravillas del mundo antiguo se encarga de analizar, comentar e ilustrar con excelente tino y rigor académico la historia de la construcción de monumentos tan importantes como las pirámides de Egipto, el faro de Alejandría, los acueductos romanos, los puentes incas o las estatuas de la isla de Pascua. El estilo de escritura es ameno y, al igual que otras obras similares, su lectura puede resulta útil tanto para el adolescente interesado como para el adulto.
Las setenta maravillas del mundo antiguo
Shelley escribió su célebre soneto Osymandias en 1817, después de realizar una visita al British Museum, donde pudo contemplar el imponente torso en granito de Rameses II que Belzoni acababa de traer consigo del Rameses de Tebas, en Egipto. De hecho, Shelley no se inspiró en dicho torso para su poema, sino en el pie de una segunda estatua todavía mayor que yacía en las proximidades de la primera, y que Belzoni se vio obligado a dejar en tierras egipcias.