Ocho historias, dos cuentos por cada estación del año, conforman este libro. Son los relatos que Pompeyo, un viejo jardinero, le cuenta a una niña cada vez que ésta visita a su abuela. Clara, que escucha al jardinero, describe este libro como cuentos cortos y suaves, como una brisa de verano, como un tesoro para compartir. No sólo compartir su lectura sino deleitarse con sus ilustraciones. Coloristas y expresivas son fantasía hecha dibujo y forman parte de las propias historias. Tan importante como lo contado es la relación de amistad que se establece entre narrador y lectora.Ocho historias, dos cuentos por cada estación del año, conforman este libro. Son los relatos que Pompeyo, un viejo jardinero, le cuenta a una niña cada vez que ésta visita a su abuela. Clara, que escucha al jardinero, describe este libro como cuentos cortos y suaves, como una brisa de verano, como un tesoro para compartir. No sólo compartir su lectura sino deleitarse con sus ilustraciones. Coloristas y expresivas son fantasía hecha dibujo y forman parte de las propias historias. Tan importante como lo contado es la relación de amistad que se establece entre narrador y lectora.
Cuentos para todo el año
La conocí hace poco más de un año. Me dijo que se llamaba Clara, y me explicó que habían pensado ponerle de nombre Aurora, como su abuela, pero nació al mediodía, un poco tarde para llamarse como el amanecer; además, era tan blancucha, casi transparente, que se lo pensaron mejor y le pusieron Clara.