El protagonista, un insociable y gruñón gigante, no soporta que los niños invadan su jardín y construye un enorme muro. Un pequeño indefenso consigue ablandarle el corazón. Un clásico de Oscar Wilde que esta edición mantiene intacto, sin adaptaciones que transformen la muerte del personaje principal en un ligero sueño. Destacan las ilustraciones de L. Zwerger, de extraordinaria belleza, que proporcionan una atmósfera cálida de suaves tonos y realzan la expresividad de los protagonistas.
El protagonista, un insociable y gruñón gigante, no soporta que los niños invadan su jardín y construye un enorme muro. Un pequeño indefenso consigue ablandarle el corazón. Un clásico de Oscar Wilde que esta edición mantiene intacto, sin adaptaciones que transformen la muerte del personaje principal en un ligero sueño. Destacan las ilustraciones de L. Zwerger, de extraordinaria belleza, que proporcionan una atmósfera cálida de suaves tonos y realzan la expresividad de los... Seguir leyendo
El gigante egoísta
Todas las tardes, al volver de la escuela, los niños solían entrar en el jardín del Gigante para jugar.
Era un jardín precioso, amplio, con un césped verde y mullido. Aquí y allá, repartidas caprichosamente por entre la hierba, crecían flores hermosas como estrellas, y había doce melocotoneros que en Primavera florecían con delicados tonos de color rosa y perla, y que en Otoño ofrecían sus jugosos frutos. Los pájaros se posaban sobre sus ramas y cantaban tan dulcemente que los niños solían detenerse en sus juegos para escucharlos. “¡Qué felices somos aquí”, comentaban a gritos entre ellos.