Más poderoso que el sol
Érase una vez una ratita que no estaba conforme con su suerte. Siempre andaba quejándose.
-¿Por qué seré yo tan fea? -decía-. ¿Por qué tendré yo este pelo tan gris y este rabo tan largo que parece una lombriz? ¿Y por qué tengo yo que estar siempre metida en un agujero? ¡Qué desgraciada soy!