Munia y la señora Piltronera
Munia y su hermana Andrea duermen como lirones cuando su madre las despierta por la mañana temprano.
-¡Andrea, Munia, arriba, que ya son las ocho!
Aquel día Andrea se levantó de un salto, pero Munia se hizo la sorda y se tapó la cara con el embozo.
Al cabo de un rato la madre volvió a la habitación.
-Munia, que ya es hora...
-Munia no está, se ha ido.
-¡Venga, no seas pesada!
-¡QUE NO ESTOY, TE HE DICHO!
La madre cogió sábanas y mantas y dejó a Munia al descubierto.