Con gran sencillez narrativa, Christian Voltz ofrece a los pequeños lectores una historia tierna y cotidiana en la que ellos mismos se verán identificados: aburrimiento, monotonía, anonimato... Pero con habilidad el escritor le da la vuelta por completo al relato para que el lector descubra que la grandeza de la vida se encuentra en los pequeños encuentros, en las novedades que surgen del modo más inesperado. Las ilustraciones –magníficos collages hechos con objetos cotidianos- están cargadas de sugerencias humorísticas y de destellos de creatividad.Con gran sencillez narrativa, Christian Voltz ofrece a los pequeños lectores una historia tierna y cotidiana en la que ellos mismos se verán identificados: aburrimiento, monotonía, anonimato... Pero con habilidad el escritor le da la vuelta por completo al relato para que el lector descubra que la grandeza de la vida se encuentra en los pequeños encuentros, en las novedades que surgen del modo más inesperado. Las ilustraciones –magníficos collages hechos con objetos cotidianos- están cargadas de sugerencias humorísticas y de destellos de creatividad.
Como cada mañana
Zzzzz. Zzzzz. ¡Riiinnng! ¡? Aaaah! Qué bien estaría remolonear un rato más en la cama. Solo un poquito. Bien calentito... Pero el señor Leoncio no tiene tiempo para remolonear. El tiempo apremia como cada mañana. Plic, plic, plic. (El grifo no para de gotear. Es desesperante). El señor Leoncio elige para vestirse un traje gris y una corbata. Gris. Como cada mañana. ¿Pero dónde se habrá metido el otro calcetín?