El libro sin palabras. Una fábula de magia medieval
Era una helada noche de invierno del año 1046. Una niebla densa como el algodón, fría y húmeda como la mano de un muerto, ascendió lentamente desde el río Scrogg hasta la antigua ciudad de Fulworth. La niebla se asentó sobre la villa como una gélida mortaja que envolvió las calles embarradas y los sinuosos callejones desde la puerta Oeste a la puerta del Obispo, desde el muelle de Las Tres Ratas, en las decadentes orillas del río, a la catedral de San Osyth, en el centro de la población. Se adhirió a las murallas de la ciudad, en buena parte desmoronadas; intensificó el pestilente olor a heno podridos y desechos de animales muertos.