Conspiración en Versalles
–¡Antonio, tu hija tiene casi catorce años y todavía no trabaja! A su edad, hacía mucho tiempo que mis hijos se ganaban el pan. ¡Por Dios, vas a alimentarla hasta el día en que se case!
Agustina, la mujer de Gaspar Lebon, se había plantado delante de Antonio, con sus gruesas y enrojecidas manos bien firmes en las caderas.
–He sabido que la marquesa de Montespan busca sirvientas. ¡Es una suerte entrar en el servicio de la favorita! ¡Estando con ella tu hija podrá ver todos los días al rey! Gaspar y yo, bueno, y todos los que trabajan en los jardines, pensamos que tu Marion es inteligente. ¡Figúrate! ¡La hija de un jardinero que sabe leer y escribir!