¿Por qué no jugar con los versos? La mejor manera es acercarse a ellos con juegos infantiles y adivinanzas, que beben del folclore ancestral, que divierten a niños y mayores y que –por qué no– se pueden representar como si de un juego o de una mini obra teatral se tratara.
¿Por qué no jugar con los versos? La mejor manera es acercarse a ellos con juegos infantiles y adivinanzas, que beben del folclore ancestral, que divierten a niños y mayores y que –por qué no– se pueden representar como si de un juego o de una mini obra teatral se tratara.
Versos para jugar... ¡y actuar!
Soy un pescado azul
que vive en aguas saladas;
me comen frita, en aceite,
a la plancha y rebozada.