Atractivo relato que posee los principales rasgos de los cuentos populares protagonizados por animales que hablan: astucia del oso que se mueve por el hambre, respuesta ingeniosa de las niñas, ausencia de moralejas, castigo del infractor, e incluso padres un tanto irresponsables. Ana Presunto construye una historia que conmueve al pequeño lector porque maneja con habilidad la tensión narrativa al tiempo que le ofrece un relato que cuenta con la previsibilidad que gusta al lector (que intuye todo lo que va a pasar sin sentirse por ello defraudado).
Atractivo relato que posee los principales rasgos de los cuentos populares protagonizados por animales que hablan: astucia del oso que se mueve por el hambre, respuesta ingeniosa de las niñas, ausencia de moralejas, castigo del infractor, e incluso padres un tanto irresponsables. Ana Presunto construye una historia que conmueve al pequeño lector porque maneja con habilidad la tensión narrativa al tiempo que le ofrece un relato que cuenta con la previsibilidad que gusta al lector (que intuye todo lo que va a pasar sin sentirse por ello defraudado).
Piedra, palo y paja
Había una vez un leñador que tenía tres hijas.
Un día les dijo:
–Voy a buscar leña al bosque. Para que sepáis dónde estoy, iré echando piedrecitas por el camino.
A mediodía, la hija pequeña fue a llevarle la comida a su padre, siguiendo el camino que él le había marcado.
Un oso fue detrás, cogiendo las piedras.
Después, imitando al leñador, las tiró de una en una, camino de su casa.
La niña volvió del bosque por la senda de las piedrecitas y llegó, engañada, a la cueva del oso.
-¡Pum! ¡Pum!
-¡Quién va? –preguntó el oso.