Aventuras divertidas en el país de los fantasmas

Érase una vez un fantasma muy pequeño. Tan pequeño era, tan minúsculo, que nadie lo veía. Merodeaba por un magnífico castillo en el que habían morado felizmente sus antepasados muchos siglos antes que él. Todas las personas que visitaban aquel castillo comentaban:
–Yo creía que este castillo estaba encantado. ¿Dónde está el fantasma? ¿Y el ruido de cadenas, los «uh, uh» o las apariciones espantosas que hacen que se nos hiele la sangre en las venas?