Monstruo, ¿vas a comerme?
Todas las noches mi madre me contaba un cuento antes de dormir. Después me daba un beso, me arropaba con la manta, apagaba la luz y salía de mi habitación. Las palabras de los cuentos se quedaban flotando en mi cuarto y me llevaban en sus brazos al mundo de los sueños.
Claro que la noche que ocurrió esta historia fue muy distinta. Aquella noche, después del beso de mamá, la habitación se quedó en silencio total. No quedaba ninguna palabra flotando en la habitación.