El conejito Simón lo tiene claro: no quiere ir a la escuela. Da lo mismo lo que le digan sus padres, él no quiere ir. Por eso la noche anterior no puede conciliar el sueño. Y es que no le van a hacer cambiar de opinión. Aunque puede que, una vez dentro de la escuela, con sus compañeros, se lo piense mejor. Quizá no sea tan malo como se esperaba. El simpático conejito Simón es igual que todos los niños de su edad. A veces llora, pero le gusta mucho dibujar, jugar, aprender y tocar el tambor. ¿Seguro que no quiere ir a la escuela?
El conejito Simón lo tiene claro: no quiere ir a la escuela. Da lo mismo lo que le digan sus padres, él no quiere ir. Por eso la noche anterior no puede conciliar el sueño. Y es que no le van a hacer cambiar de opinión. Aunque puede que, una vez dentro de la escuela, con sus compañeros, se lo piense mejor. Quizá no sea tan malo como se esperaba. El simpático conejito Simón es igual que todos los niños de su edad. A veces llora, pero le gusta mucho dibujar, jugar, aprender y tocar el tambor. ¿Seguro que no quiere ir a... Seguir leyendo
¡No quiero ir a la escuela!
Había una vez un conejito muy pillo al que ya conocéis. Cuando su mamá le dijo: «¡Mañana es tu primer día de escuela, cariño!», él respondió: «¡Ni hablar!»
Cuando su papá le dijo: «¡Pero si aprenderás el alfabeto, conejito mío!», él respondió: «¡Ni hablar!»
Esa noche Simón no pudo conciliar el sueño... «¡MAMÁ! ¡NO QUIERO IR A LA ESCUELA!»