Thor Heyerdahl fue un reconocido etnólogo noruego. En 1947 protagonizó una aventura con objetivos científicos realmente interesantes: unir navegando a bordo de una balsa rudimentaria, como la que utilizaban los incas en su época de esplendor, las costas de Perú con las islas de la Polinesia. El objetivo del explorador y de sus cinco acompañantes era demostrar la posibilidad de que los incas hubieran llegado a la Polinesia a bordo de sus frágiles embarcaciones. Así se explicaría, entre otros aspectos, el hecho de que incas y polinesios compartan la adoración por un mismo dios solar, llamado Kon-Tiki, nombre con el que Heyerdahl bautizó su embarcación.
Thor Heyerdahl fue un reconocido etnólogo noruego. En 1947 protagonizó una aventura con objetivos científicos realmente interesantes: unir navegando a bordo de una balsa rudimentaria, como la que utilizaban los incas en su época de esplendor, las costas de Perú con las islas de la Polinesia. El objetivo del explorador y de sus cinco acompañantes era demostrar la posibilidad de que los incas hubieran llegado a la Polinesia a bordo de sus frágiles embarcaciones. Así se explicaría, entre otros aspectos, el hecho de que incas y... Seguir leyendo
La expedición de la Kon-Tiki.
A veces nos encontramos en situaciones raras, sin saber cómo. Nos metemos en ellas paso a paso y del modo más natural, hasta que de súbito, cuando estamos ya enzarzados, el corazón nos da un vuelco y nos preguntamos cómo diablos pudo ocurrir aquello.
Si, por ejemplo, nos hacemos un día a la mar en una balsa de madera, en compañía de un loro y cinco hombres más, es inevitable que tarde o temprano, al despertarnos una mañana en alta mar, quizás algo mejor descansados que de ordinario, nos pongamos a considerar la situación.
En una mañana así, estaba yo sentado ante mi cuaderno de bitácora, escribiendo en sus páginas, caladas de rocío.