Umbría está en guerra y, gracias a la iniciativa de Stefan, un chico de 13 años, se organiza una expedición de niños embarcados hacia Terrania, un país en paz que les dará asilo mientras dure la contienda. Pero el barco en el que viajan Stefan y su hermano Thomas choca una noche con una mina y naufraga. En medio de la confusión y de la oscuridad, el bote salvavidas donde iban los dos hermanos con otros compañeros queda a la deriva. Todo parece estar perdido hasta que, al amanecer, avistan una isla que les devuelve la esperanza. La aventura de estos robinsones, cuatro chicas y siete chicos, no ha hecho más que empezar. Bajo la sombra de la Segunda Guerra Mundial, Mira Lobe depositó toda su confianza y su fe en los niños, defendiendo con esta novela que ellos sí serían capaces de llevar adelante la utopía de una convivencia pacífica lejos de toda influencia adulta. La aventura en la que se ven embarcados los protagonistas –una galería de personajes ricos y matizados– saca a la luz lo mejor de sí mismos, pero no sin tener que superar conflictos: las diferencias de clase y de mentalidad los hacen chocar inevitablemente. Los adultos tienen que rendirse a la evidencia: los pequeños les dan una lección. Una historia que conforta.
Umbría está en guerra y, gracias a la iniciativa de Stefan, un chico de 13 años, se organiza una expedición de niños embarcados hacia Terrania, un país en paz que les dará asilo mientras dure la contienda. Pero el barco en el que viajan Stefan y su hermano Thomas choca una noche con una mina y naufraga. En medio de la confusión y de la oscuridad, el bote salvavidas donde iban los dos hermanos con otros compañeros queda a la deriva. Todo parece estar perdido hasta que, al amanecer, avistan una... Seguir leyendo
Insu-Pu: la isla de los niños perdidos
–Hemos vuelto a tener suerte –dijeron las madres cuando las sirenas de alarma dieron la señal de que los aviones habían pasado. Por esta vez, ya no corrían peligro.
Luego cogieron a sus hijos, los subieron a casa y los metieron en la cama.
–Y ahora dormíos en seguida, que pronto amanecerá.
¡Como si fuera tan fácil dormirse en seguida! Los niños habían pasado la mitad de la noche en el sótano, sentados en el regazo de su madre, en un banco duro o incluso en el suelo.