El caso del bañador del profesor de Mates
Muy seguro de mí mismo hice mi entrada al plató de televisión. ¡Aplausos apoteósicos! Aún no había pronunciado ni una sola palabra, pero en público, mis fans, ya sabían lo que les esperaba: un coloquio, no, ¡el coloquio! Mis invitados formaban parte de las altas esferas de la sociedad: la política, la economía, el mundo del espectaculo. No me había dejado a nadie. Sabía que temían ese momento, pero que al mismo tiempo ansiaban recibir mi invitación. Nada escapaba a mi avispada y lúcida mente...