La mujer que mató a los peces
Esa mujer que mató a los peces por desgracia soy yo. Pero os juro que fue sin querer. ¡Tenía que pasarme a mí! ¡A mí, que no tengo valor para matar nada vivo! Hasta dejo de matar alguna cucaracha que otra. Os doy mi palabra de honor de que soy persona de confianza y de que mi corazón es bueno: nunca dejo que un niño o un animal sufran junto a mí. Pero maté a dos pececitos colorados de esos que no hacen mal a nadie y que no son ambiciosos: lo único que quieren precisamente es vivir.