El sabor de la ciudadanía
Era el primer día de curso, y la verdad es que no tenía ningunas ganas de volver al instituto. No tenía miedo, como me pasó el curso pasado cuando vine al instituto y todo era nuevo y no sabía a dónde iba, ni si podría aprobar, ni qué compañeros tendría o si los profesores serían diferentes a los que había tenido antes como me habían dicho. No, este año ya no estaba entre los nuevos o los pequeños del instituto, controlaba a la perfección los mecanismos para salir airoso y por eso iba tranquilo, porque ya sabía cómo funcionaba todo en el centro.
Pero las vacaciones me habían parecido cortas y no me apetecía volver a la rutina del estudio.