Mauricio es un niño de ciudad que se mueve en reducidos espacios. Es normal que su habitación se quede pequeña, más con su afición por coleccionar todo lo que encuentra en su camino. Lejos de crear un conflicto, sus padres se resignan y encuentran en la vida en el campo la única solución viable. Un relato vitalista, escrito con soltura, que describe minuciosamente todos los detalles de este cambio de vida. Fieles al texto, las ilustraciones realistas y expresivas de Ingrid Fetz nos asoman a la habitación y los problemas del pequeño.
Mauricio es un niño de ciudad que se mueve en reducidos espacios. Es normal que su habitación se quede pequeña, más con su afición por coleccionar todo lo que encuentra en su camino. Lejos de crear un conflicto, sus padres se resignan y encuentran en la vida en el campo la única solución viable. Un relato vitalista, escrito con soltura, que describe minuciosamente todos los detalles de este cambio de vida. Fieles al texto, las ilustraciones realistas y expresivas de Ingrid Fetz nos asoman a la habitación y los problemas del... Seguir leyendo
La habitación de Mauricio
La habitación de Mauricio medía seis pasos en una dirección y cinco en la otra. La distancia entre el suelo y el techo era tres veces la estatura de Mauricio. Había una ventana desde la cual Mauricio podía ver otras ventanas y un trozo de cielo. Del centro del techo colgaba una cuerda larga, como las que se usan para amarrar los sacos de la ropa sucia. Al final de la cuerda estaba atado un pulpo disecado. Era la última adquisición de Mauricio para su colección. Cuando su padre o su madre entraban en su habitación -lo que no era muy frecuente- el pulpo se balanceaba ligeramente de atrás a adelante por la corriente de aire.