La habitación de Mauricio
La habitación de Mauricio medía seis pasos en una dirección y cinco en la otra. La distancia entre el suelo y el techo era tres veces la estatura de Mauricio. Había una ventana desde la cual Mauricio podía ver otras ventanas y un trozo de cielo. Del centro del techo colgaba una cuerda larga, como las que se usan para amarrar los sacos de la ropa sucia. Al final de la cuerda estaba atado un pulpo disecado. Era la última adquisición de Mauricio para su colección. Cuando su padre o su madre entraban en su habitación -lo que no era muy frecuente- el pulpo se balanceaba ligeramente de atrás a adelante por la corriente de aire.