Un día lluvioso
¡Plaf!, ¡plaf!, ¡plaf! Pequeño Erizo se despierta con el sonido de las gotas.
-¡¡Bieeeeennn!! –exclama con alegría–. Por fin está lloviendo. Ahora sí que podré estrenar mi chubasquero nuevo, mis botas y mi precioso paraguas.
Pequeño Erizo se pone rápidamente sus brillantes botas de agua y sale de casa abriendo el paraguas.
¡Pop! ¡Plaf!, ¡plaf!, ¡plaf! Las gotas rebotan a su alrededor.
-¡Esto es fenomenal! –dice Pequeño Erizo dando vueltas al paraguas y salpicando el agua de los charcos más grandes.