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Escribo para saber. Por eso vuelvo a la mirada que tenía de niña. O a la de ese chico que corre por el parque y que nunca fui. A veces prefiero mirar el mundo a través de los ojos de un elefante. Un día me levanté y era un leopardo. También he sido trompetista, reportera, payaso, ángel, refugiada e incluso fantasma. Me gustó crecer entre cerdos, vivir en Nueva York en el año 1942, aullar como un lobo en medio de los bosques gallegos. Ser árbol, pájaro, desierto. Pero con todo, no sé mucho de este mundo. Por eso seguiré escribiendo. Y leyendo.
Decíamos en una de las muchas reseñas que hemos realizado sobre su estupenda obra que es difícil crear un sello propio dentro de la literatura, y Mónica Rodríguez, gracias a su sensibilidad, delicadeza y sentido del humor, ha conseguido labrar un estilo que libro tras libro cautiva a los lectores infantiles y juveniles. Una afirmación en la que coincidimos muchas webs especializadas en LIJ.
Poseedora de una prosa magistral, sus propuestas destacan siempre por una cuidada selección del léxico, una sensibilidad que emociona al lector y, en muchas ocasiones, las dósis de humor adecuadas para disfrutar cada capítulo. Ha abordado temas de todo tipo y diseñado relatos tanto para los pequeños como para los adolescentes, acertando siempre en la elección de las tramas, acordes a los intereses de cada sector de edad.
Mónica nació en Oviedo en 1969. Estudió ciencias físicas en la capital del Principado y en Santander. De allí viajó a Madrid para cursar un máster de Energia Nuclear, y desde 1994 hasta el año 2009 trabajó en el centro de investigaciones Ciemat.
Aficionada desde siempre a la escritura, su primer libro se editó en 2003. Tras coger una excedencia en 2009 empezó a dedicarse profesionalmente. Desde entonces ha obtenido todo tipo de premios a nivel nacional e internacional y lo que es más importante, la admiración de los lectores gracias a sus siempre elegantes y sutiles historias.
Bibliografía básica
El viaje de Malka (Editorial El naranjo, México, 2018. Con ilustraciones de Alicia Varela); María Bichos (Libre Albedrío, 2018. Con ilustraciones de Erica Salcedo); Newton, el poder de la gravedad (Vegueta, 2018. Con ilustraciones de Albert Arrayás); Lise Meitner, la física que inició la era atómica (Vegueta, 2018. Con ilustraciones de África Fanlo); Naszka (Editorial Milenio, 2018. Con ilustraciones de Zuzanna Celej); Biografía de un cuerpo (SM, 2018. Premio Gran Angular); Un día en el museo (SM, 2018, con ilustraciones de Gabriel Salvadó); Los Darling (SM, 2018, con ilustraciones de Puño); Aurora o nunca (Edelvives, 2018, junto a otros autores. White Ravens 2018); La flor de bambú (Milenio, 2017, con ilustraciones de Adolfo Serra); El hotel (SM, 2017, con ilustraciones de Paula Blumen. Finalista en el Premio Barco de Vapor); Piara (Narval, 2016, con ilustraciones de Patricia Metola. Premio Fundación Cuatrogatos y selección OEPLI)
La partitura (Edelvives, 2016, Premio Alandar y Premio Templis a la mejor novela juvenil nacional); Alma y la isla (Anaya, 2016, con ilustraciones de Ester García. Premio Anaya, White Ravens y finalista premio Fundación Cuatrogatos); El asombroso legado de Daniel Kurka (o el secreto de Nikola Tesla) (SM, 2016, Premio Azagal de novela juvenil, Tenerife; Finalista Premios Templis a la mejor novela juvenil nacional y finalista Gran Angular); Trumpet (Edelvives, 2016, Lista de honor de los premios CCEI de creación); La tía Clío y la máquina de escribir (SM, 2015, con ilustraciones de Lucía Serrano); Un trabajo para Magda (Edebé, 2015. Con ilustraciones de Albert Asensio, finalista premio Edebé); El círculo de robles (SM, 2014, Premio Fundación Cuatrogatos, Lista de honor CLIJ) El día que conocí al Greco (TF Editores, 2014, con ilustraciones de Pere Ginard); La niña de los caracoles (Everest, 2014, ilustrado por Juan Ramón Alonso, Premio Leer es vivir)
El tren de Vilso (Edelvives, 2014, ilustrado por Eva Sánchez, finalista del Premio Edebé) Manzur o el ángel que tenía una sola ala (Anaya, 2014, ilustrado por Ignasi Blanch, recomendado por Fundación Cuatrogatos); El naranjo que se murió de tristeza (Edelvives, 2013. Lista de Honor Premio CCEI de Creación, Finalista del premio Hache) Las flores de Irina (SM, 2013, ilustrado por Raquel Aparicio); Kerida Azubá (SM, 2012. ilustrado por Anuska Allepuz, finalista al Premio Barco de Vapor); La sonrisa de Clara por el pintor Amadeo (Oxford, 2012, con ilustraciones de Ana Bustelo); La última función (Anaya, 2012, ilustrado por Adolfo Serra, Premio Villa de Ibi de narrativa infantil); Esta, la vida (Edelvives, 2012, junto a Gonzalo Moure, White Ravens); Cuentos de té y otros árboles (Everest, 2011); Palabras Caracola (SM, 2011, con ilustraciones de Javier Loygorri, Lista de Honor Premio CCEI de Creación); Diente de león (Edelvives, 2011, ilustrado por Ximena Maier, XXII Premio Ala Delta, Lista de Honor Premio CCEI de Creación); La sombra del membrillero (Edelvives, 2011, con ilustraciones de Beatriz Martín Vidal, finalista premio Ala Delta); La bicicleta de Selva (Anaya, 2010, con ilustraciones de Anuska Allepuz, I Premio de Literatura infantil Ciudad de Málaga); Ula y el país al revés (Pearson Educación, ilustraciones Ettore Formicone); Los caminos de Piedelagua (Everest, 2007, Premio de la Crítica de Asturias modalidad LIJ en castellano, I Premio de Novela Juvenil Villa de Pozuelo de Alarcón); El hechicero Chapucero (Imaginarium, 2005, ilustrado por Mónica Carretero); Marta y el hada Margarita (Pearson, 2003, ilustraciones de Mónica Carretero, Lista de honor de la CCEI de ilustración); Colección Candela (Anaya, 2008, ilustrados por Mónica Carretero)
Obras de Mónica Rodríguez en Canal Lector
Los 5 indispensables LIJ en la maleta de Mónica Rodríguez
Es tan difícil elegir solo cinco libros que la tarea se me antoja imposible, no solo por la cantidad de libros importantes que me han marcado a lo largo de la vida, sino porque la elección cambia dependiendo del momento vital. Estos cinco libros que introduzco ahora en la maleta no son los cinco que habría metido la niña que fui ni la adolescente ni la mujer que soy ahora, es una mezcla. Cinco libros que, entre otros muchos, han cambiado mi forma de mirar el mundo. Y por tanto de escribir.
Andersen, H. C.
Ilustrado por Harry Clarke
Traducción: Enrique Bernárdez
Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2015
De niña recuerdo leer y releer un libro de cuentos de hadas de Hans Christian Andersen y sentirme fascinada por el mundo que me ofrecía. El libro estaba acompañado de unas ilustraciones que me producían al mismo tiempo atracción y terror. No sé qué edición sería ni de quién eran las ilustraciones porque el libro se perdió hace ya demasiado tiempo, por eso he elegido esta edición maravillosa de los libros del Zorro Rojo, que de algún modo me trae el recuerdo de aquellas otras ilustraciones de la infancia.
Schubiger, Jürg
Ilustrado por Rotraut Susanne Berner
Traducción: Amaya Bárceno, Marisa Barreno
Madrid; Anaya, 1997/2015
Este libro lo leí siendo una veinteañera que comenzaba a escribir cuentos (la adolescencia me la pasé escribiendo poesía) y los pequeños relatos que componen este libro me descubrieron las ilimitadas posibilidades del cuento, el disparate, el absurdo, la ternura, la ruptura con todo, la brevedad, el humor, lo terrible y lo bello.
Moure, Gonzalo
Boadilla del Monte (Madrid): SM, 1998
Una de las personas que más me ha enseñado y sigue haciéndolo, a través de sus libros, sus reflexiones y su generosa amistad es Gonzalo Moure. Lo conocí hace mucho más de veinte años y me mostró que el camino de la escritura debe pasar necesariamente por la honestidad, la emoción y el respeto al lector. En todos sus libros hay esos ingredientes. Lili, libertad lo leí muchas veces y en todas las ocasiones me ha emocionado hondamente por la belleza de una historia profunda y sencilla.
Farias, Juan
Ilustraciones de Alicia Cañas
Madrid: Anaya, 1997
Juan Farias es uno de los escritores que más disfruté leyendo y de los que más aprendí sobre el oficio de escribir y de vivir. Nos devuelve, desde una narrativa sencilla y poética, la importancia de las cosas pequeñas de la vida. La introducción a este libro, Los caminos de la luna, resume toda su filosofía (la vida es una gran aventura). Sobre él decía Antonio Ventura que es un escritor que escribe para el adulto que todo niño lleva dentro.
Detrás de la estación, está el mar
Ilustraciones de Raúl Berzosa
Traducción: Mª Teresa Sánchez
Boadilla del Monte (Madrid); SM, 2004
Había puesto en quinto lugar La isla del tesoro, libro que me abrió muchos caminos y que se disfruta a cualquier edad, pero finalmente lo he sustituido por este libro de Jutta Richter, un libro que leí hace solamente unos años, pero que cuando lo terminé de leer me había conmovido tanto que decidí compartirlo con mis hijas. Se lo leí de un tirón en una sola noche porque ellas no querían que dejara de leer. Las cuatro nos sentimos unidas y abrigadas por esta historia dura y tierna con un final esperanzador donde el hada buena es una mujer de la calle. Solo por ese momento que nos brindó el libro, merece estar en esta maleta. Es el libro que me habría gustado escribir a mí.
[La imagen del libro de Jutta Richter corresponde a la edición original de la novela]
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