La literatura se convirtió en profesión para Fernando Lalana (Zaragoza, 1958), en 1981, tras alcanzar la final del emblemático Premio Barco de Vapor, organizado por la editorial SM, con su obra El secreto de la arboleda, aunque el lanzamiento definitivo se produce a raíz de la publicación de El zulo (SM), con la que consiguió el Premio Gran Angular, otra prestigiosa iniciativa, en este caso orientada al público juvenil, del sello madrileño.
Ese fue el comienzo de una larga carrera, jalonada por un buen número de éxitos y más de cien títulos publicados, en su mayoría encuadrados en el subgénero de la literatura infantil y juvenil. A principios del siglo XXI innovó con la publicación por entregas de dos obras a través de la prensa: El fantasma de Rialto, en el suplemento infantil de El País, y La secta del rigor mortis, en El Periódico de Aragón. Ambas historias serían editadas posteriormente en formato libro, en colaboración con José Mª Almárcegui.
Entre sus novelas más exitosas se encuentran títulos como Hubo una vez otra guerra, Scratch (en ambos casos reconocidas con el Premio Gran Angular); La bomba (Bruño, Mención de Honor en el Premio Lazarillo); Silvia y la máquina qué (Premio Barco de Vapor), El ángel caído (Alba), Perpetuum mobile (Alfaguara, Premio Jaén); Hubo una vez otra guerra (SM); La bomba (Bruño), Amsterdam Solitaire (Bambú), El Comando Gorki (Edebé)...
Gracias a Morirás en Chafarinas, obra con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, y a su posterior adaptación cinematográfica, en la que él mismo participó como guionista y protagonizada por actores muy conocidos de la escena española, el escritor alcanzó gran popularidad entre todo tipo de públicos.
Durante los últimos años está haciendo incursiones en géneros que no son habituales para él, un experimento literario que aprueba con sobresaliente gracias a excelentes obras como Una bala perdida y Kansas City (dos westerns); Los diamantes de Oberón (Ciencia-Ficción); A contraluz, El matarife (dos thrillers); o Tú, sucia rata (un noir ambientado en los años de la Gran Depresión norteamericana)
En octubre de 2010 recibió el XIV Premio Cervantes Chico en reconocimiento a su trayectoria literaria.
Además de su afición por coleccionar estilográficas y maquetas ferroviarias, su otra gran pasión ha sido desde siempre el teatro. Como director, actor y técnico durante más de veinte años ha tenido la oportunidad de colaborar en todo tipo de montajes diseñados con diversas compañías y grupos independientes, (Teatro Incontrolado, del que fue miembro fundador, Teatro Estable, Tántalo Teatro...) En su día obtuvo el Premio Nacional de Interpretación para teatro no profesional.
Imagen: SpainIsCulture
Indispensables en la maleta de Fernando Lalana
De muchos es sabido que soy escritor de ficciones y aborrezco el género fantástico ("El señor de los anillos" me parece una "castaña" y soy de los que no entienden el éxito de Harry Potter) pero, mira por dónde, mi primera recomendación es el único libro de fantasía para jóvenes que me ha gustado en mi vida y que no puede ser otro que "La historia interminable". Cuando la leí, hace muchísimos años, me pareció novedosa e inteligente. No quiero releerla, no vaya a ser que me defraude.
Hace unos años compartí el premio EDEBÉ con César Mallorquí (él ganó en categoría juvenil y yo, en infantil). Me sentí obligado a leer su novela y lo cierto es que me encantó "La isla de Bowen". Yo creo que Julio Verne la habría firmado sin ningún rubor. Además, César es uno de esos compañeros con los que comparto la idea de qué debe ser una novela juvenil: algo diametralmente opuesto a las novelicas para adolescentes que escriben otros. Dicho sea con ánimo de ofender.
Recientemente he tenido que leerme media docena de libros juveniles porque son mis contrincantes en diversos certámenes. La única que me ha gustado ha sido "Una bala para el recuerdo", de Maite Carranza. Sencilla, emocionante, con un ritmo impecable... Alguno pensará que no es un libro importante como para figurar en las listas de los mejores, pero es un ejemplo estupendo de cómo se puede hacer un buen libro sin pedanterías, estupideces ni alharacas. Solo con oficio y sensibilidad.
Esta pertenece al tipo de historias que yo leía de joven, dado que aún no había llegado a España la LIJ. Entre las muchas que me dejaron huella, elijo algo muy asequible, atractivo y de plena vigencia literaria a pesar de los años: cualquiera de las novelas o relatos del detective Sherlock Holmes. "El perro de Baskerville", por ejemplo.
Cuatro corazones con freno y marcha atrás, de Enrique Jardiel Poncela
Y el último lugar lo reservo para recomendar algo que casi nadie recomienda: Leer teatro. Una entre muchas, especialmente divertida, inteligente y asequible: "Cuatro corazones con freno y marcha atrás", de Enrique Jardiel Poncela.
NOTA DEL AUTOR - No quiero repasar porque empezaré a cambiar de opinión y en lugar de cinco obras, acabaré recomendando cincuenta y cinco.
|
