Alfredo Gómez Cerdá se define como "madrileño, urbano y periférico". En la ciudad y alrededores se mueven a sus anchas muchos de los personajes de sus libros. Sus comienzos están ligados al teatro, pero un teatro precario de medios que desarrollaban grupos independientes. En este género tuvo su primera experiencia literaria. Cuando termina la carrera de Filología Española decide lanzarse a la aventura de escribir. A comienzos de la década de los 80 descubre la literatura infantil y juvenil, un hallazgo sorprendente y luminoso que le cautivó de inmediato.
En 1983, publica su primer libro, Las palabras mágicas, con el que inicia su fructífera trayectoria. Desde entonces y hasta la fecha ha publicado alrededor de 160 títulos, dirigidos a públicos de todas las edades. Autor difícil de encasillar, por la amplia temática que aborda, por los distintos públicos a los que se dirige y por los diferentes registros que utiliza, asegura que toda su obra "es producto de dos miradas: una, hacia adentro, que bucea por el interior de sí mismo y de sus personajes; la otra, hacia fuera, producto de una observación constante, de un diálogo permanente con la realidad, con el mundo que nos ha tocado vivir, con la vida."
Sus libros están publicados en varios países de Europa (Francia, Italia, Alemania, Portugal, Dinamarca), Asia (Turquía, Líbano, China, Corea, Japón) y América (Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Puerto Rico, Perú, Ecuador, Chile, Argentina). Está dentro de sus planes escribir hasta que cumpla 137 años. Luego tiene pensadas otras cosas.
Entre los premios literarios que ha obtenido hasta la fecha se encuentran los más importantes que se conceden en este subsector, cronológicamente:
Premio Altea a La ciudad que tenía de todo. 1985.
Premio El Barco de Vapor (SM), a Apareció en mi ventana. 1989.
Premio Il paese dei bambini, en Italia, a Apareció en mi ventana, 1994.
Premio ASSITEJ (teatro), a La guerra de nunca acabar. 2001.
Premio Fray Luis de León, a La montaña más bella. 2006.
Premio Gran Angular (SM), a Noche de alacranes. 2005.
Premio Lector, a El beso de una fiera. 2008.
Premio Ala Delta (Edelvives), a Barro de Medellín. 2008.
Premio Cervantes Chico, al conjunto de su obra. 2008.
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, a Barro de Medellín. 2009.
Premio Hache, a El rostro de la sombra. 2013.
Premio Anaya, a Ninfa rota. 2019.
Premio Cuatrogatos, a Ninfa rota. Miami (USA), 2020.
Ha sido incluído en tres ocasiones en el catálogo White Ravens, que cada año elabora la Internationale Jugendbibliothek (International Youth Library), de Munich (Alemania): en 2005 por El tigre que tenía miedo a las gallinas; en 2009 por Barro de Medellín; y en 2020 por Ninfa rota.
En 2018 fue elegido candidato español a los premios Andersen y ALMA (Astrid Lindgren Memorial Award), considerados los más prestigiosos del mundo dentro de la LIJ. A este último ha vuelto a estar nominado en 2019.
Puedes ampliar información sobre su vida y obra en su web.
El escritor en la última edición de la FLM (2019)
Indispensables en la maleta de Alfredo Gómez Cerdá
Madrid: Bruño
Durante mi infancia y primera adolescencia no me cansaba de leer "Las aventuras de Tom Sawyer". Yo era un niño de barrio periférico. Allí se encontraba mi casa, mi familia, mi colegio, mis amigos… Ese era mi mundo. Lo era hasta que descubrí el gran río Mississippi, y un pequeño pueblo llamado nada más y nada menos que San Petersburgo, y un muelle de madera donde me sentaba para ver los barcos de vapor… Tenía la sensación de que hasta me bañaba en las orillas del río, por supuesto con Tom, y hasta creo que empezó a gustarme esa chiquilla de ojos azules y con el pelo rubio recogido en dos trenzas llamada Becky.
Hace unos años me hizo muy feliz que una editorial me encargara un pequeño prólogo para la novela. Me emociona, aunque sea de esa manera, verme dentro de este libro.
Madrid: Kókinos
Creo que como muchos descubrí al personaje a través de una serie de la televisión sueca de 1969, pero que se emitió por primera vez en España en 1974. El libro se había publicado en 1945, pero fue censurado en muchos países, incluido el nuestro. Por ese motivo descubrimos muy tarde a Pippi y a su autora, Astrid Lindgren. A veces me pregunto qué habría sentido yo, y mis compañeros de colegio, y mis amigos, si hubiésemos leído este libro a los diez u once años. Chocaba de una forma tan brusca con la educación y los valores que recibíamos entonces que seguramente nos hubiese parecido un puro disparate; pero es posible que, además de ese rechazo inicial, nos dejase encendida en algún rincón de nuestro cerebro una mecha, una mecha que avanzaba hacia una explosión de imaginación y de libertad. Eso es Pippi Calzaslargas.
Tres Cantos (Madrid): Loqueleo
Siempre me ha gustado la obra de Christine Nostlinger, por eso un libro suyo tiene que ir en mi maleta. Me quedo con Konrad, ese niño perfecto que le llega un día por correo a la señora Bartolotti. Un libro que encierra una crítica social de principio a fin. Konrad ha sido fabricado para ser perfecto, pero ¿un niño debe ser perfecto? El encuentro con su peculiar mamá, con el entorno, los vecinos, los compañeros del colegio… irán “deseducándolo”, para convertirlo en un niño, pero eso sí, un niño que al lector siempre le resultará encantador. Un libro lleno de crítica, humor e imaginación, que a pesar de haber sido escrito hace más de cuarenta años no ha perdido vigencia.
Tres Cantos (Madrid): Loqueleo
Difícil elegir un libro de Dahl, pero me voy a quedar con "Las brujas". No vale decir que en este libro encontramos a Dahl en estado puro, porque lo encontramos en casi todos los suyos. Un congreso universal de brujas, que tienen un aspecto normal y corriente, en el que se proponen acabar con todos los niños del mundo. Dicho así podríamos pensar en un historia de terror. Y lo es. Pero también es una historia llena de ese humor tan característico del escritor, crítico, disparatado y hasta macabro. Si analizamos fríamente el final, creo que muchos se quedarán con la boca abierta, no podrán creérselo. El propio Dahl protestó airadamente de la primera versión cinematográfica, en la que precisamente se modificaba su final.
Barcelona: Planetalector
Quería que no faltase un autor español en esta maleta. Difícil elección, pero me voy a quedar con Juan Farias y con este libro. Uno por uno, los cuentos cortos que lo integran son magníficos, de esos que saben llegarte a lo más hondo, como Una cinta azul de dos palmos y pico, o como La memoria de un catalejo. Transcurre la vida por todos ellos, en apariencia sencilla, pero siempre compleja y sorprendente, donde lo cotidiano puede convertirse en maravilloso. Es la magia que viene de la mano de la imaginación. Me gusta la prosa depurada, sin artificios ni ropajes innecesarios, sencilla. Es una prosa bella, sin paliativos.
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