La noche está despejada y Conejito muestra su aprecio, a través de un dibujo en la arena, a la Luna; que recibe encantada el saludo en el momento en el que un asteroide impacta contra su cabeza provocando el desprendimiento de una parte de la superficie. Nuestro protagonista, asustado pero decidido, recoge el luminoso objeto de la laguna y busca la manera de llegar hasta el satélite, presentado aquí como un tierno y luminoso astro que comparte sus emociones; o de hacerle llegar el fragmento de forma adecuada (trampolines, columpios y variados equliibrios sobre cuerda). Tras varios e infructuosos intentos, ¿conseguirán conocerse? Un relato secuenciado con un lenguaje cercano al del cómic, con alternancia de viñetas y planos de gran tamaño, ideal para compartir en una imaginativa lectura cuando llegue la noche, justo antes de ir a dormir, con los más pequeños de la casa; y dibujado con gran elegancia y sensibilidad por la artista Choi Young Ah, que ha apostado por este animal humanizado y su cálida relación con el satélite animado, con claros reflejos de la cultura oriental en personajes y escenarios, como carta de presentación en el universo de la literatura infantil.
La noche está despejada y Conejito muestra su aprecio, a través de un dibujo en la arena, a la Luna; que recibe encantada el saludo en el momento en el que un asteroide impacta contra su cabeza provocando el desprendimiento de una parte de la superficie. Nuestro protagonista, asustado pero decidido, recoge el luminoso objeto de la laguna y busca la manera de llegar hasta el satélite, presentado aquí como un tierno y luminoso astro que comparte sus emociones; o de hacerle llegar el fragmento de forma adecuada (trampolines,... Seguir leyendo