Zuzanna Celej nació en Polonia en 1982, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y técnico superior en ilustración por la Escuela de Arte y Diseño Llotja de esta misma ciudad, desarrolla su trabajo en tres campos, principalmente: la ilustración, la fotografía artística y el grabado.
Ha publicado casi treinta obras, labor que compagina con proyectos de pintura mural, exposiciones en salas de España e Inglaterra, y su actividad como docente en instituciones académicas como el Instituto Europeo de Diseño.
Sus espectaculares trabajos, siempre modelados desde la sensibilidad y la delicadeza, han obtenido premios como el NYC Big Book Award, concedido por el exquisito Mapa de los buenos momentos (Cuento de Luz)
Entre sus obras destacan Quesia, cifra y aroma (con Isabel Escudero, Kalandraka); The lighthouse of souls (con Ariel Andrés Almada, Cuento de Luz); Merrick, la veritable y meravellosa història de l´home elefant (con Lluís Prats, Columna Cat); Los quebrantasueños (con Susana Isern, Libros del Imaginario)... Puedes conocer tanto los nombres de todos los títulos publicados hasta la fecha como algunas de sus exposiciones en este enlace (links en la columna derecha)
Has trabajado para algunas de las más importantes editoriales de LIJ del país al mismo tiempo que con prestigiosas publicaciones internacionales, ¿de cuál de tus primeros proyectos guardas especial cariño?
Hace unos siete años que me dedico a la ilustración y en éste tiempo he ilustrado más de 50 publicaciones. Me cuesta tener que escoger uno de ellos.
Quizás de los primeros proyectos le tengo un especial cariño al primer encargo que recibí como ilustradora. Se trata de El príncipe que todo lo aprendió en los libros de Jacinto Benavente. Una obra maravillosa que me propuso ilustrar la editorial Juventud. Fue ésta la que apostó por una ilustradora que por aquel entonces aún no había publicado ningún trabajo.
También fue muy especial la colaboración con la editorial La Galera en Los libros de A de Josep Lluís Badal. El autor y la editora confiaron en una aún muy verde Zuzanna para ilustrar un libro extraordinario.
Ambos proyectos fueron grandes desafíos con los que disfruté muchísimo. Por la calidad narrativa de sus magníficos autores, por enfrentarme a esos retos y por poder trabajar con personas que miman cada proyecto y se apasionan con la edición de libros.
¿En qué técnicas de trabajo/estilos te sientes más cómoda a la hora de diseñar tus propuestas?
He trabajado con muchas técnicas y en ámbitos diversos. Antes de llegar al mundo editorial, trabajé como fotógrafa, muralista, en grabado y en diseño. Todas esas experiencias influyeron en la manera de expresarme hoy, tanto plástica como conceptualmente. He ilustrado proyectos con grafito, carbón, tinta china, gouache, acuarela, collage…
De entre las técnicas acuosas, con la que me siento más cómoda es la acuarela. Aunque creo que no debemos acomodarnos, es importante asumir nuevos retos, experimentar con nuevas técnicas, evolucionar, aprender constantemente, equivocarnos también.
Actualmente estoy investigando más con la técnica del collage. La unión de collage y acuarela, juegos de texturas, luces y sombras con el relieve del papel. Quién sabe dónde me llevará éste nuevo camino, ¡es emocionante!
¿Quiénes son tus principales referentes en el campo de la ilustración?
Muchos de mis referentes proceden del ámbito de la pintura y del grabado, y por supuesto de la fotografía. Podría nombrar un sinfín de nombres:
Robert Doisneau, Català Roca, Toulouse Lautrec, Egon Schiele, Mela Muter, Wyspianski…Soy fan de ilustradores como Dino Battaglia, Jonas Lauströer, Jon Klassen… Me fascinan los trabajos de colegas ilustradores más cercanos como Mercè López, Júlia Sardà y Jorge González.
Tania Valdelumbre (Maria Parr. Nórdica Libros, 2015)
Posees un estilo único, muy característico, algo realmente difícil de conseguir en este campo artístico. ¿Tienes algún secreto confesable a la hora de modelar tus historias? Imaginamos que aparte del talento implica muchas horas y horas de trabajo.
Dedico mucho tiempo a las historias que ilustro, a profundizar en ellas, meterme en sus escenarios, leer y re-leer el texto, hurgar en sus matices y documentarme.
Una de las cosas que más me gustan de mi trabajo es todo lo que puedo aprender de cada nuevo proyecto.
Y es cierto que la ilustración de libros requiere mucha dedicación y horas de trabajo. Las técnicas “analógicas” son muy lentas pero, aunque a menudo sufro de falta de tiempo, tengo la inmensa suerte de apasionarme con mi trabajo.
¿Qué tiene que tener una historia para que te seduzca y te embarques en el proyecto como ilustradora?
Creo que se trata de un enamoramiento que debe darse durante la lectura. Que eso se produzca depende de muchos factores, muchos de ellos muy subjetivos. Hay textos que seducen ya en las primeras líneas y otros descubren sus encantos tras varias lecturas. Como lectora, me gustaría que se publicaran textos de calidad narrativa, sobre temas de interés, escritos con inteligencia y talento. Pero todos éstos conceptos son muy personales, lo que a mí me apasiona a otra persona puede dejarla indiferente.
En definitiva, me gusta ilustrar aquellos textos que me llegan al alma y que no se dejan encajonar en franja de edades.
Tus últimos trabajos analizados en la web son El mapa de los buenos momentos y las dos obras de María Parr, poéticos relatos cargados de emociones ¿Cómo surge la posibilidad de ilustrar esta historia?
Ambos proyectos me llegaron de la mano de las editoras y editores.
En el caso de El mapa de los buenos momentos, ya había trabajado en otras ocasiones con la editorial Cuento de Luz. Se trata de una editorial valiente y emprendedora que apuesta por el álbum ilustrado. El texto me enamoró por la sensibilidad y habilidad de Fran Nuño a la hora de hacer entender a los más pequeños la gravedad y el horror de éste drama humano.
Tania Val de Lumbre de Maria Parr, fue mi primera colaboración con Nórdica Libros. Un placer de principio a fin. Sufrí un flechazo instantáneo. Es uno de esos libros que cuando acabas de leerlo desearías que continuara y querrías poder vivir dentro de él.
Naszka (Mónica Rodríguez, Editorial Milenio, 2018)
¿Estás interesada en crear y dibujar tu propia historia o te sientes más a gusto cuando la responsabilidad del guión recae en otra persona?
Escribir e ilustrar son lenguajes narrativos muy distintos. Prefiero dejar la parte literaria a personas que poseen ese conocimiento y talento. La responsabilidad recae en ambos, tanto autores como ilustradores.
¿Cuáles serán los próximos proyectos en los que has participado que van a ver la luz?
Estoy disfrutando muchísimo con los proyectos que tengo para éste año. Muchos de ellos son álbumes ilustrados de autores con los que aún no he trabajado. Pero también tengo entre manos algún proyecto con otros con los que repito tándem con gran placer.
A modo de cierre, ¿nos podrías señalar alguna historia que haya marcado tu itinerario lector, ya sea de pequeña o en la actualidad?
Creo que diré, Alicia en el país de las maravillas ;)
Obras de Zuzanna Celej en Canal Lector
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