Un día de perros
–¿Ya han llegado? –preguntó Fox nada más bajarse de la bici frente a la casa de Katie.
Era sábado por la mañana y Katie estaba esperando en las escaleras de la entrada con su perro Pimienta.
No, aún no –respondió Katie a su mejor amigo.
Fox se sentó a su lado.
–¿Todavía no sabes nada sobre tus nuevos vecinos? Pensaba que tus padres ya los habían conocido.
Katie negó con la cabeza.
–Mamá no quiere darme ni una pista de cómo son. Dice que es mejor que sea una sorpresa.