Xía Tenzin es un joven tibetano que llama la atención por su descomunal altura -¡nada menos que 2’40 metros!-. Sus vecinos le tratan con recelo porque les cuesta aceptar que sea diferente. Xía tiene desde pequeño dos grandes sueños: ver el mar por primera vez y encontrar a su padre que desapareció hace ya mucho tiempo. Un día grita alborozado al contemplar la lluvia de mariposas que, según el brujo, anunciaba el momento de la partida. Por el camino Xía recorre Tíbet y gran parte de China siguiendo el curso del río Amarillo. Poética y alegórica fábula tibetana llena de imágenes y belleza. Zubizarreta teje una estructura cautivadora que ofrece al lector un viaje en tres dimensiones: por un lado, el mero –aunque deslumbrante- viaje topográfico por una tierra llena de dureza y exuberancia natural; por otro, una travesía a través de algunos hitos de la historia de la literatura; y, finalmente, un viaje interior, un aprendizaje de la vida, un descubrimiento de uno mismo y una valoración de lo auténticamente importante que nos ofrecen el entorno y los otros. Una hermosa reivindicación de la fantasía como cauce por el que dejar fluir lo mejor de nosotros en busca de la utopía.
Xía Tenzin es un joven tibetano que llama la atención por su descomunal altura -¡nada menos que 2’40 metros!-. Sus vecinos le tratan con recelo porque les cuesta aceptar que sea diferente. Xía tiene desde pequeño dos grandes sueños: ver el mar por primera vez y encontrar a su padre que desapareció hace ya mucho tiempo. Un día grita alborozado al contemplar la lluvia de mariposas que, según el brujo, anunciaba el momento de la partida. Por el camino Xía recorre Tíbet y gran parte de China siguiendo el curso... Seguir leyendo
El maravilloso viaje de Xía Tenzin
–¡Ha llegado el día! –dijo Xía Tenzin mirando al cielo, y una sonrisa se dibujó en sus labios.
Se le aceleró el corazón y sus piernas le ordenaron que se pusiera en marcha. Sin embargo, Xía Tenzin permaneció inmóvil mirando al cielo. Era una lluvia de cientos, miles de colores, que le hizo recordar las palabras del brujo: «Cuando llegue la lluvia de mariposas, ponte en marcha».
Entonces comprendió que había llegado la hora: el cielo estaba lleno de banderas de oración que había transportado el viento...