El corazón del sastre

El viejo sastre había dedicado toda su vida a coser trajes y vestidos lujosos para los señores y las señoronas de palacio. Pero, a pesar de que sus manos habían fabricado las prendas más bellas del reino. Nunca había puesto en ellas su corazón. Después de toda una vida cosiendo, el viejo sastre sentía un vacío inmenso; necesitaba cambiar de aires, sentir que bajo su pecho un músculo hacía pon-pon.