El río robado
A Carlos Miguel le extraña que papá venga a buscarlos al colegio.
–¿Algo nuevo? –pregunta.
–Sí, pero ya os lo contaré en casa a todos juntos: es una sorpresa que ni siquiera sabe mamá.
Si papá lo ha decidido así, de nada vale insistir. Pero ¿qué será? Entre la fila de coches particulares que se forma en el jardín, a la salida del colegio, serpentea una vieja moto de escape libre, conducida por un motorista con una chupa tejida a mano y un casco abollado. Sus arriesgadas maniobras amenazan con rayar la carrocería del Mercedes último modelo de papá; sus giros bruscos le obligan a frenar más por evitar un desperfecto que por temer atropellar al arriesgado motorista.