El diario de los mil días
A mi señora y a mí nos están encerrando en una torre para siete años. Lady Saren está sentada en el suelo, mirando la pared, y no se ha movido ni para rascarse desde hace una hora o más. Pobrecilla. Lamento no tener caca de yak o algo que huela igual de fuerte para espantarle la pena.Los hombres están tapiando la puerta, y les oigo murmurar y remover cemento. Sólo un cuadradito de luz y cielo sin tapiar me miran aún. Le sonrío para devolverle su mueca irónica y así hacerle ver que no tengo miedo. ¿No es ya algo, todo el lío que han montado por nosotras? Me siento como una joya en el cofre del tesoro, aunque mi señora está...