A la bruja Brunilda le gusta visitar el museo, sobre todo la sala de los dinosaurios. Un día, en el jardín del museo se celebraba la Semana del Dinosaurio, un concurso en el que los participantes tenían que presentar un dibujo o una maqueta del esqueleto de un dinosaurio. Brunilda, junto a su gato Bruno, se trasladan por arte de magia a la época de los dinosaurios. Allí Brunilda pudo dibujar con exactitud un triceratops, que les acompañó al museo y ¡ganó el premio!
A la bruja Brunilda le gusta visitar el museo, sobre todo la sala de los dinosaurios. Un día, en el jardín del museo se celebraba la Semana del Dinosaurio, un concurso en el que los participantes tenían que presentar un dibujo o una maqueta del esqueleto de un dinosaurio. Brunilda, junto a su gato Bruno, se trasladan por arte de magia a la época de los dinosaurios. Allí Brunilda pudo dibujar con exactitud un triceratops, que les acompañó al museo y ¡ganó el premio!
Brunilda y el día del dinosaurio
La bruja Brunilda y su gran gato negro, Bruno, disfrutaban mucho visitando el museo. Estaba lleno de cosas fascinantes. Había insectos, escarabajos, bichejos rarísimos y serpientes retorcidas. Y también había botones para tocar, palancas para bajar y muchos juegos. Pero lo mejor de todo era la sala de los dinosaurios. Brunilda y Bruno se lo pasaban en grande observando los huesos, las huellas y las maquetas.