Víctor es un niño afortunado, pues cada noche -durante toda una semana- recibe la visita del mejor cuentacuentos que podría desear, un elfo diminuto que posee poderes mágicos, gracias a los cuales logra que los pequeños de la casa se duerman al ratito de meterse en la cama, momento que él aprovecha para contarles alguna de las maravillosas historias que conoce. Edelvives reedita esta colección de breves narraciones, protagonizadas por ratones que se casan, personajes que menguan, letras que hacen gimnasia para mantenerse firmes, estrellas a las que hay que lustrar para que sigan iluminando la noche y otros personajes únicos. Un onírico paseo por un reino de fantasía -el del sueño- es lo que Andersen regala a quien abra estas páginas, bellamente ilustradas a una tinta por Puybaret, quien emplea su conocida 'técnica del boli Bic' con la delicadeza que acostumbra. Buenas y mágicas noches.
Víctor es un niño afortunado, pues cada noche -durante toda una semana- recibe la visita del mejor cuentacuentos que podría desear, un elfo diminuto que posee poderes mágicos, gracias a los cuales logra que los pequeños de la casa se duerman al ratito de meterse en la cama, momento que él aprovecha para contarles alguna de las maravillosas historias que conoce. Edelvives reedita esta colección de breves narraciones, protagonizadas por ratones que se casan, personajes que menguan, letras que hacen gimnasia para... Seguir leyendo
El pequeño elfo Cierraojos
No hay nadie en el mundo capaz de contar tantos cuentos como Ole Cierraojos. ¡Y qué bien lo hace!
Al caer la noche, cuando los niños ya descansan en su habitación, sentados en el escabel junto a la cama, aparece Ole Cierraojos. El elfo sube las escaleras de puntillas, para no hacer ruido, abre la puerta muy despacio y deja caer un poco de arena sobre sus ojos, solo unos granitos, lo suficiente para que les resulte imposible mantenerlos abiertos y que lo vean. Después, con mucho sigilo, se coloca tras ellos, sopla en su nuca y, al instante, la cabeza empieza a pesarles demasiado... Por supuesto, no les hace ningún daño; Ole Cierraojos solo quiere lo mejor para los niños. Lo único que pretende es que estén tranquilos, y sobre todo lo están mientras duermen.