El castillo soñado
Escribo esto sentada en el fregadero de la cocina. O sea, con los pies dentro. El resto de mi cuerpo está en el escurreplatos, sobre el que he colocado la manta de nuestra perra y la cubretetera. No puedo decir que esté precisamente cómoda, y además hay un horrible tufo a jabón carbónico, pero es la única parte de la cocina donde queda algo de luz natural.