Javi pide al señor Tijereta, que descansa tumbado en una cómoda hamaca, que sea su amigo y lo cuide. Éste no tiene ni idea de qué hay que hacer para cuidar a un niño, pero sabe divertirse y hacer travesuras. Será el niño quien tenga que poner límites a los juegos, en ocasiones un poco peligrosos, que le propone: jugar a los indios con un arco y unas flechas, hacer una fogata, buscar un tesoro, nadar...El niño siempre responde con las respuestas que recibiría de su madre. Una historia divertida, sorprendente, alocada, que sobrepasa los límites de los padres superprotectores con sus hijos.
Javi pide al señor Tijereta, que descansa tumbado en una cómoda hamaca, que sea su amigo y lo cuide. Éste no tiene ni idea de qué hay que hacer para cuidar a un niño, pero sabe divertirse y hacer travesuras. Será el niño quien tenga que poner límites a los juegos, en ocasiones un poco peligrosos, que le propone: jugar a los indios con un arco y unas flechas, hacer una fogata, buscar un tesoro, nadar...El niño siempre responde con las respuestas que recibiría de su madre. Una historia divertida, sorprendente, alocada,... Seguir leyendo
¡Cuídame!
El señor Tijereta está tumbado tranquilamente en la hamaca... Y está tumbado en nuestro libro. Nosotros no le molestamos, pues lo único que hacemos es mirarle.
-¡Ay, qué bien se está! -suspira el señor Tijereta. Se estira y se queda mirando el cielo a trvés de las ramas de los árboles.
Javi se planta de repente junto a él. Y le pregunta: -¿Crees que soy lo bastante mayor para cuidar de mí mismo?
El señor Tijerta se queda pensativo. Luego dice: -No lo sé. No entiendo mucho de niños...