La vida cotidiana ofrece pocos momentos para la aventura y las rutinas obligan a Marcial a seguir unas pautas que se repiten. Tiene los gustos de cualquier niño de su edad, se aburre cuando las clases no son divertidas y prefiere los espaguetis a las acelgas. Tal vez si utiliza el mejor antídoto contra el tedio vea las cosas de otro color. Solo hay que concentrarse un poco y dejar fluir todo aquello que pase por la cabeza. José Fragoso, un artista que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EEUU, construye un simpático alegato sobre el poder de la imaginación, especialmente en la infancia, para revertir cualquier situación. Original en la propuesta gráfica, alabada por el dibujante de la revista The New Yorker Benjamin Schwartz en el prólogo, las composiciones están construidas mediante collage, acuarela y procesos digitales, y aportan un interesante toque de frescura al panorama actual.
La vida cotidiana ofrece pocos momentos para la aventura y las rutinas obligan a Marcial a seguir unas pautas que se repiten. Tiene los gustos de cualquier niño de su edad, se aburre cuando las clases no son divertidas y prefiere los espaguetis a las acelgas. Tal vez si utiliza el mejor antídoto contra el tedio vea las cosas de otro color. Solo hay que concentrarse un poco y dejar fluir todo aquello que pase por la cabeza. José Fragoso, un artista que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EEUU, construye un simpático alegato sobre el poder de la... Seguir leyendo
La increíblemente alucinante historia de Marcial, el niño normal
Marcial era un niño de lo más normal.
Tenía el pelo revuelto
y su madre se lo peinaba con raya,
pero se le volvía a despeinar.
Le gustaban los espaguetis con tomate,
pero no le gustaban nada las acelgas.