Christopher, de quince años, huyó hace tiempo de casa dejando atrás una dura realidad. En su deambular por las calles de Londres, descubre por casualidad el anuncio de un reality show al que aspiran 15.000 candidatos. Sus normas son aparentemente sencillas y están basadas en la célebre teoría que el psicólogo Maslow acuñó para organizar las prioridades humanas. A través de un perfil en las redes sociales, los participantes son evaluados por el público para favorecer su avance o retroceso en este ranking. Seducido por el juego, sin nada que perder, el protagonista se engancha rápidamente a la vertiginosa dinámica de la competición pero, ¿cómo repercutirá en su destino? Se trata de una inteligente crítica a la telebasura y al consumo frugal de contenidos generados en internet, sin filtrar, por determinados medios de comunicación, también esboza reflexiones sobre la sociedad de consumo y el impacto que algunos valores (o más bien la falta de ellos) provoca en la adolescencia. Escrito con una prosa atractiva y original, está estructurado en capítulos cortos, un aspecto que ayuda a que la acción vaya incrementándose, a la par que el número de jóvenes que sigue sumándose al juego descrito. La historia ha recibido importantes premios literarios en el ámbito francófono.
Christopher, de quince años, huyó hace tiempo de casa dejando atrás una dura realidad. En su deambular por las calles de Londres, descubre por casualidad el anuncio de un reality show al que aspiran 15.000 candidatos. Sus normas son aparentemente sencillas y están basadas en la célebre teoría que el psicólogo Maslow acuñó para organizar las prioridades humanas. A través de un perfil en las redes sociales, los participantes son evaluados por el público para favorecer su... Seguir leyendo
La pirámide de las necesidades humanas
Si un día la fama te cae encima como un excremento de paloma en la cabeza, no pierdas tiempo pavoneándote tras unas gafas de sol: huye. Huye a lo más profundo de ti mismo sin temer a tu sombra, ella no muerde.
Eso es lo que tendrían que haber escrito en las instrucciones. Pero no había instrucciones. Para participar, bastaba con rellenar un formulario online y marcar una casilla. La inscripción era gratuita. Debería haber desconfiado.