La mañana de compras resulta un tanto confusa. El protagonista nunca obtiene aquello a por lo que fue, recibiendo a cambio distintos animales que, aunque inicialmente rehúsa, terminan permaneciendo a su lado. Esto provoca una divertida estructura acumulativa que alienta a seguir con atención las rimas y predispone a nuevas sorpresas en cada pequeño establecimiento que visita. Un relato sencillo pero dotado de un ritmo ideal para compartir en voz alta, al son de una colección de ilustraciones perfiladas con elegancia, en la línea habitual de la veterana, y ya legendaria por su gran aportación a la literatura infantil, artista británica Helen Oxenbury (Ipswich, 1938). Las escenas, desprovistas de fondos, centran la atención en la fisionomía de los personajes y sus acciones, concebidas en acuarelas de colores amables para configurar un agradable ecosistema. La pareja de autores, que inscribieron con letras doradas sus nombres en la historia reciente de la LIJ gracias a Vamos a cazar un oso, demuestra que mantiene en plena forma su creatividad.
La mañana de compras resulta un tanto confusa. El protagonista nunca obtiene aquello a por lo que fue, recibiendo a cambio distintos animales que, aunque inicialmente rehúsa, terminan permaneciendo a su lado. Esto provoca una divertida estructura acumulativa que alienta a seguir con atención las rimas y predispone a nuevas sorpresas en cada pequeño establecimiento que visita. Un relato sencillo pero dotado de un ritmo ideal para compartir en voz alta, al son de una colección de ilustraciones perfiladas con elegancia, en la... Seguir leyendo
¡Ay, caramba!

A la tienda fui
a comprar zanahorias.
¡Ay, caramba! Esperé una hora
y me dieron una...
¡LORA!
Prrrt… prrrt, parloteó.
¿La quiero o no la quiero?
¡No, no, no!
¡Claro que no!
A la tienda fui
a comprar un sombrero.