Cuando era muy pequeño, François contrajo una enfermedad incurable, una "dolencia" gestada en la oscuridad que rimaba con sus horas de lectura y avivaba aún más su febril imaginación. Ese "mal" maravilloso se llama CINE y abrigó en el joven una ilusión que, con los años, se convertiría en realidad. La visión onírica y sentimental de aquel París tan alejado de la actualidad, a través de las estampas de vida cotidiana de un chico inquieto que utilizaba las salas de proyección para refugiarse de los múltiples problemas, constituye un canto de amor al séptimo arte, uno más de la mano de Libre Albedrío, mediante el que el lector puede descubrir algunos aspectos biográficos de uno de los directores, críticos y guionistas más importantes del siglo XX (también actor, recordemos "Encuentros en la Tercera Fase", de Steven Spielberg) Entre imágenes que recrean las desventuras de aquel "flacucho, tímido y sensible", siempre en compañía de Robert, cuya relación da origen a joyas como Les quatre cents coups; y apelaciones a la alquimia cultural que le ayudó a cicatrizar las heridas (libros y peliculas que aparecen referenciados en las primeras páginas del álbum); o apuntes sobre la génesis de movimientos esenciales como la nouvelle vague, los autores construyen un fabuloso relato gráfico reconocido con el Premio Andersen 2021 al mejor álbum ilustrado.
Cuando era muy pequeño, François contrajo una enfermedad incurable, una "dolencia" gestada en la oscuridad que rimaba con sus horas de lectura y avivaba aún más su febril imaginación. Ese "mal" maravilloso se llama CINE y abrigó en el joven una ilusión que, con los años, se convertiría en realidad. La visión onírica y sentimental de aquel París tan alejado de la actualidad, a través de las estampas de vida cotidiana de un chico inquieto que... Seguir leyendo
François Truffaut: el niño que amaba el cine
François era un niño flacucho,
tímido y sensible.
Vivía en París, en el barrio de Pigalle.
En su casa le estaba prohibido
moverse mucho, porque no querían que
hiciese el más mínimo