Maurice o La cabaña del pescador
Las historias para niños -que, cuando son buenas, son también para adultos, y cuando no, para ninguno-, tienen, ante todos, la enorme responsabilidad de llevar al pequeño lector al amor por los libros, por la vida que en ellos palpita. De la fascinación por historias sencillas y bellas durante la infancia proviene, casi siempre, el hábito de la lectura, y no pocas vocaciones literarias. Un niño oye contar una historia y esa historia se convierte en verdadera. Lo que está bien contado, para un niño, es siempre verdad, y por eso la realidad está poblada de buenas historias.