Nunca más
«Nunca más, nunca más, nunca más...» La frase resonaba y se multiplicaba como un eco en una caverna oscura. O más bien en un abismo negro en el que caía a cámara lenta, como Alicia. Solo que ella no iba a ningún País de las Maravillas...
–Lo siento, creo que me he equivocado de habitación.
Claudia se despertó sobresaltada. Ante ella vio a un hombre de unos treinta años, alto y atractivo, con un ramo de flores en la mano. Muy atractivo. «¿Seguiré soñando?», se preguntó Claudia. Pero no. El dolor en la pierna, sordo e insistente, la convenció de que estaba despierta.