Una loca aventura, en la que Blas, el hámster de Flup, se come unos caramelos caducados que tienen como más de cien años de existencia y le convierten en un hámster gigante, perseguido por el ejército y la policía. Un texto que bebe del humor y de un ritmo trepidante y que hace guiños a ciertos libros y películas muy queridos por todos.Una loca aventura, en la que Blas, el hámster de Flup, se come unos caramelos caducados que tienen como más de cien años de existencia y le convierten en un hámster gigante, perseguido por el ejército y la policía. Un texto que bebe del humor y de un ritmo trepidante y que hace guiños a ciertos libros y películas muy queridos por todos.
Flup y el hámster gigante
Un día que Flup fue a comer a casa de sus abuelos, descubrió en lo alto de la cómoda un frasco enorme, lleno de caramelos de colores. Como era muy goloso, preguntó: –Abuelo, ¿me das un caramelo de esos? –No Flup; ésos no... los debes comer. –¿Por qué, abuelo? –Llevan ahí más de cien años -intervino la abuela-, deben estar caducados. Y... ya no recuerdo para qué sirven.