El Clan de la Foca. Crónicas de la Prehistoria II
La hembra de uro apareció de pronto entre los árboles al otro lado del río.
Un instante antes, Torak estaba contemplando los sauces moteados de sol, y de repente ahí estaba el animal. Era más alto que el más alto de los hombres y sus grandes cuernos curvos podrían ensartar un oso. Si cargaba contra él, Torak estaría en un aprieto.
Por desgracia, el viento llevaba su olor directamente hacia el uro. Torak contuvo la respiración al verlo arrugar el negro hocico y olisquear. El animal soltó un bufido y rascó la tierra con una pezuña enorme.
Fue entonces cuando Torak vio al ternero entre los helechos, y se le revolvió el estómago.