Amy Carter es una joven estadounidense que está pasando el verano con su abuela en Cornualles (Inglaterra). Amy quiere seguir los pasos de su héroe, el detective Vince Bronson del FBI, y parece claro que posee madera de investigadora, porque tiene buen olfato y no se le escapa ningún detalle de lo que sucede a su alrededor. Estamos ante una novela de misterio que pretende involucrar al lector, de un modo plenamente interactivo, en las investigaciones de la joven detective para que cada uno extraiga sus propias conclusiones y así descubrir al culpable antes de que lo desvele Amy. Para ello, se ofrece un método de investigación con el fin de apuntar una serie de pistas que se encuentran en el propio libro y otras que sólo se pueden descubrir escuchando las grabaciones de audio que hay en una página web destinada a este propósito. En definitiva, se da un paso más en las novelas de detectives para tratar de resolver el caso antes de que lo haga la protagonista.
Amy Carter es una joven estadounidense que está pasando el verano con su abuela en Cornualles (Inglaterra). Amy quiere seguir los pasos de su héroe, el detective Vince Bronson del FBI, y parece claro que posee madera de investigadora, porque tiene buen olfato y no se le escapa ningún detalle de lo que sucede a su alrededor. Estamos ante una novela de misterio que pretende involucrar al lector, de un modo plenamente interactivo, en las investigaciones de la joven detective para que cada uno extraiga sus propias conclusiones y así descubrir al culpable... Seguir leyendo
¡Sabotaje!
–¿Adónde vas?
La mata de pelo rojo y la cara pecosa de Max aparecieron por encima de la cerca cuando yo estaba sacando la vieja bicicleta del abuelo del patio trasero de la casa.
Suspiré. Justo después de llegar de Estados Unidos para pasar el verano con mi abuela en Cornualles, Max me ayudó a descubrir quién había secuestrado a Lanitas, la perra de la abuela. Desde ese día, Max cree que es mi mejor amigo. No puedo ir a ningún lado sin que me acompañe.
–Estoy siguiendo al señor Smythe, por si te interesa –le dije montando en la bicicleta–. Y, si no me doy prisa, lo voy a perder.