La niña de plata
Hace muchos años, en los días en que yo andaba desdentada y peinaba trenzas, a los niños y niñas de entonces les ocurrían cosas parecidas a las que les suceden a los de hoy en día: había que levantarse para ir al colegio justo en el momento en que se vivía el mejor y más emocionante de los sueños; aguantar a compañeros de pupitre, o de clase, frescos y repugnantes, de esos que te cogen la goma y la mordisquean o te piden prestada la pintura amarilla y se quedan con ella.