El diario de Ana Frank
(Al levantarse el telón, la escena está vacía. Está anocheciendo en un día del mes de noviembre de mil novecientos cuarenta y cinco. Desorden, abandono, polvo, suciedad... pueblan las habitaciones. Las cortinas están hechas jirones y, en el cuarto principal, las sillas y la mesa están volcadas. Se abre la puerta de acceso y aparece el Sr. Frank, que acaba de subir la escalera fatigosamente. Se detiene y por un momento lo observa todo con detenimiento. El señor Otto Frank es un hombre de mediana edad, amable, culto. En su manera de hablar se notan restos de acento alemán. No lleva sombrero y tanto el traje como el abrigo están muy raídos).