El extraño caso del volcán apestoso
Era una calurosa (o más bien calurosísima) tarde de julio. Me encontraba en mi oficina, en la Via del Tortelini 13, e intentaba escribir mi nuevo libro... cuando decidí ir a tomar un buen helado. ¡Me encanta el helado! ¿Y a vosotros? Oh, perdonad, aún no me he presentado: mi nombre es Stilton, ¡Geronimo Stilton! Así que telefoneé a mi sobrinito Benjamín para invitarlo.
–... ratoncito de mi corazón, ¿vienes a tomar un helado conmigo?
–¡Gracias, tío Gerónimo!
La cita era frente a la heladería El Ratón de Hielo.