Alas negras
Ahriel no recordaba cuánto tiempo había pasado desde la última vez que sus ojos habían contemplado las blancas torres de Aleian, la Ciudad de las Nubes. El hogar de los ángeles. Aleian era pura, inmaculada y liviana como las alas de sus habitantes. Sus edificios, altos y esbeltos, parecían desafiar las leyes de la gravedad. Sus amplias calles, pavimentadas con bloques de mármol de la más perfecta blancura, desembocaban en anchas escalinatas, en plazas presididas por fuentes de aguas tintineantes, en pórticos sostenidos por elegantes columnas. Todo en Aleian invitaba a la calma y al sosiego, pues la Ciudad de las Nubes era para los ángeles mucho más que una urbe.