¡Fieras feroces!
Un día un oso estaba paseando por el bosque, y se encontró a un niño, sentado en el tocón de un árbol, que parecía preocupado.
–¿Qué te sucede? –preguntó el oso.
–Me he perdido y tengo un problema terrible –gimoteó el niño.
–¡Vaya! ¿Y eso por qué? –se interesó el oso.
–Porque mi mamá me ha dicho que nunca jamás entre en el bosque, pero lo he hecho, ¡y ahora me he perdido! –dijo el niño.
–¡No te preocupes! ¡Enseguida te enseñaré la salida! El bosque no es tan malo, ya verás –dijo el oso riendo.
–¡Sí lo es!