La muleta de aluminio

Aquella noche, en Transilvania, una calesa tirada por dos caballos de un negro carbón nos llevaba, a Sherlock Holmes y a mí, por una carretera forestal apenas visible por la abundante nieve... Los copos caían con tal intensidad que parecía, tras nuestro paso, que ningún vehículo había tomado nunca aquel camino fantasmagórico.